Escapismos: El final

MauroT
10 min readJun 19, 2021

Esto debería ser más sencillo. Regresemos a lo básico.

Kala mira los rostros de cada una de las personas que han contado sus historias. Todas ellas con un mismo propósito: encontrarla. Cada persona incluye en sus historias alguna palabra que creen que encapsula su misión. “Destino”, “elegidos”, “maldición”, “responsabilidad”, “coincidencia”, Kala sólo entiende que esto ocurre porque alguien lo quiso. Siente cómo los pares de ojos la observan, esperan su respuesta, esperan que ella haga el siguiente paso, pero Kala sólo sabe hacer una cosa, y eso es lo que hará.

“Él camina despacio, muy despacio, cada paso que da es seguro, sabe que tiene tiempo, ahora sabe que él es dueño de todo lo que deseé, su voluntad es la que gobierna este y todos los mundos, no hay nada que temer. Sus pasos marcan un propósito, en lo más profundo de su ser sabe que tiene que dejar de ser un personaje más y ser el narrador.

Hace algunos días, mientras dormía, tuvo una visión de una cueva. En ella varias figuras se reunían, unas murmuraban entre ellas, otras caminaban sin sentido, sin guía, llevan su soledad y a la oscuridad de la cueva como sus únicos acompañantes. Una tras otra, las figuras se fueron encontrando, la mayoría porque debían encontrarse, pero algunas por la fuerza, pues no tienen lugar en esta historia…”

Basta. Si sigue hablando nos va a encontrar, la historia debe parar. Una mano cubre la boca de Kala, y esto ella se congela. Mira de un lado al otro, esperando que alguien la ayude. Nadie se mueve, ella cree que es porque nadie le quiere ayudar, la realidad es que nadie puede ver esa mano. A los ojos de Pim, Kala simplemente decidió dejar de contar la historia. La mano desaparece y Kala vuelve a respirar con calma.

Días pasan, tal vez semanas ¿Habrá cambiado el año mientras la mano cubría el rostro de Kala? Es difícil saber cuánto tiempo ha pasado cuando uno está sumido en la oscuridad. Entre ellos un silencio crece, Kala siente la necesidad de seguir con su historia, pero se detiene, quién sabe cuánto tiempo pierda si la vuelven a silenciar. Para Pim el silencio no es novedad, de hecho, desde que conoce a Me´en no había tenido un momento de silencio, su mano se recarga en el hombro de Me´en ofreciendo apoyo a su gemelo de otro tiempo.

Lía no debería estar aquí, estos párrafos son para narrar las historias de los personajes importantes y ella nunca estuvo destinada a serlo. Lía no pertenece a este grupo, pero cada vez que intenta levantarse su Sombra la detiene, la comunicación entre ambos no ha mejorado tanto desde la primera vez que dejaron su pueblo, pero después de varios intentos fallidos, Lía entiende que sigue ahí porque algo necesitan de ella. Tantos protagonistas necesitan un personaje secundario y ella puede cumplir ese rol.

“La historia sigue, si la quieren silenciar, adelante. Yo la puedo continuar ¿Dónde me dejaron? Ha pasado tanto tiempo que casi lo olvido. Había una cueva y en esa cueva se encontraron, ahora se sientan a contar historias mientras ignoran el paso del tiempo. Mientras tanto, yo camino esos túneles, siento en mí el deseo de terminar esto, quiero encontrarla y acabar con esto, probarles a todos que esta profecía es absurda, yo sigo vivo porque así lo quiero, L sigue viva porque así lo quiere alguien más.

El problema es que no entienden que nuestras vidas están bajo el control de algo más, incluso ahora puedo sentir cómo las ideas se están desgastando, ¿cuántas personas están dispuestas a materializar ideas? ¿cuántas mueren en el borrador o peor aún, se vuelven realidad, sólo para que nadie nos vea? tan sólo acepta eso podemos dejar de engañarnos y fingir que nuestros destinos están ligados el uno al otro.”

L lleva tiempo con los ojos cerrados. Es difícil llevar la cuenta, días, tal vez meses. Es difícil llevar la cuenta cuando sólo eres una idea en una cabeza, un conjunto de letras (o sólo una). ¿Qué ha estado haciendo todo este tiempo? Hablando con la oscuridad. L tiene un secreto que al fin piensa revelar. Al cerrar sus ojos, cuando siente la oscuridad, puede sentir cómo le abraza la noche, es una familiaridad que nadie puede replicar, L sabe que al cerrar los ojos, Ara la está acompañando.

Platican 10 veces al día, tal vez más. L a veces olvida comer, un día olvidó cómo respirar. Ara le tuvo que recordar con una caricia en sus labios. Duermen seguido, L se acuesta de lado y deja que la envuelva la oscuridad absoluta. Ara envuelve a L en sus brazos y la reconforta con palabras de amor, le recuerda las historias de la gente de su pueblo, le cuenta historias que escuchó hace tiempo cuando una niña quería una audiencia y encontró a su público en la oscuridad. Ara le cuenta su propia historia a L y ella ni siquiera se ha dado cuenta. “Tómate tu tiempo” Ara le susurra cada vez que L se queda dormida.

“Al fin, la salida de la cueva, puedo ver su fogata. Las figuras del grupo empiezan a tener sentido. Los gemelos sentados juntos, tratando de mantener el calor en sus cuerpos, uno disfrutando el silencio, el otro no puede dejar de rebotar su pierna. La mujer que no pertenece aquí no deja de mirar de un lado al otro, de entre todos ellos, Lía no tiene lugar en este mundo, si es necesario, tendré que quitarla del camino, antes que se convierta en otra como yo. El fuego crea sombras extrañas en ella, a veces parece una mujer joven, otras un niño y entre más me acerco parece más anciana.

Mis ojos se posan en mi blanco, todo lo que he hecho depende de este momento ¿Peleará? ¿Moriré yo también? Este es el final, su final. La historia dice que todo termina con su muerte, en ningún lado me mencionaron, en ningún lado está escrito que mi muerte vaya a ocurrir. Incluso si eso llegara a pasar, todavía tengo un plan.”

Él se detiene, la luz de la fogata todavía lo oculta. Nadie se ha percatado que el asesino de L está frente a ellos. Su mirada, antes fija en su presa, ahora alterna entre los rostros de los demás, hasta que encuentra la voz que sigue narrando. Ella me hizo, la persona que está narrando mis acciones está aquí. Ella nos creó y no debería ser parte de este mundo. Al menos eso es lo que cree. Ha seguido todas las historias que ha contado, incluso aquellas que se quedaron en su cabeza, historias que nunca nadie escuchó.

Kala está confundida. Lo que acaba de narrar es cierto, ella lo creó, ésta es la historia que quiere contar, pero ella no es parte de la historia. Kala narra historias, no pertenece a una, mucho menos a la de sus personajes. Este es el final, el final de la historia de L y de todo aquello que Kala alguna vez le contó a la oscuridad. Mira a las otras personas y se da cuenta que ella tiene control de sus vidas. Frente a ella está Pim, alguien que no conoce, pero se siente familiar. Es el final, vuelve a pensar, no hay razón para no preguntar.

“¿Pim? ¿De dónde eres?”

“No lo sé describir.” Estaba listo para esa pregunta. “Pero vengo de la oscuridad, siempre he vivido en una cueva. Me dijeron que yo era especial, porque vivo siempre en esa oscuridad. Me dijeron que algún día haría algo importante, pero ahora ellos ya no están y yo no he hecho nada más que viajar para encontrarte.”

“Entiendo, yo tampoco sé muy bien qué hago aquí. Y creo que no quería que me encontraran, pero me alegra que me hayan encontrado ustedes primero. Pim… creo que nos conocemos de algún lado.”

“No. No eras tú, pero nos conocimos. Tú me marcaste como alguien especial. Tu voz me recuerda a las personas de mi pueblo. Y creo que alguien alguna vez dijo que tú y yo venimos del mismo lugar, sólo que la historia es diferente. Uno de nosotros ocurrió primero. No sé quién fue, pero yo te escuché en esa oscuridad y tú me nombraste un elegido. Creo que ninguno de los dos sabe bien lo qué eso significa…”

Mientras Kala y Pim siguen platicando, los demás están congelados. Necesitan de un narrador, y mientras ella esté ocupada la historia no se moverá. L sigue distraída en su conversación con nadie. Me´en extraña su hogar y, junto con Lía y su sombra, observan con miedo cómo el final de L se acerca.

L y Inos finalmente cruzan sus miradas. Inos se lanza contra ella. Su mente, un mar de dudas, grita que se detenga, que están equivocados, que la muerte de L no lo librará de nada. La muerte de L no será otra cosa sino su propio final, sin embargo, Inos ya no puede detenerse y L puede ver el arrepentimiento formarse en sus rostro, lo último que ella ve antes de cerrar sus ojos. “Te amo” alguien susurra en la oscuridad.

Pim está solo.

Me´en está solo.

Lía no está sola.

Kala está sola.

Abro los ojos, más por reflejo que otra cosa. Sigo viendo a la oscuridad. Mi nombre es Pim y esta es mi nueva historia. No sé qué seguirá después de este momento, mi primer nuevo momento. Nadie que me diga qué hacer, ni gente a quién encontrar. Tal vez eso es lo que quiero. Habrá un momento en el que vuelva a encontrar a Me´en y a Kala, pero será cuando yo lo quiera. Yo elijo mi historia.

Mi Sombra me ayuda a levantarme. No veo a nadie más, qué bueno, mi historia no iba junto a la de ellos. Yo sé que debía estar en otro lugar. Todo este tiempo he estado perdida, incómoda, yo sé que mi Sombra me intentaba ayudar y trataba de hacer que yo cupiera en esa historia, pero la realidad es otra: Esta es mi nueva historia. A lo lejos veo un reino nuevo, tengo una capa, una espada y a mi Sombra. Siempre a mi Sombra. Hora de intentarlo de nuevo: Mi nombre es Lía y fui elegida para salvar a este reino.

La ciudad es muy ruidosa, creo que así me gusta. El ruido de mi máquina se ahoga entre el pasar de los coches, la gente gritando y la música de mi vecino. Mi mano se aparta del botón y la máquina se apaga. Algo ha cambiado, algo he cambiado. Lo que sigue es descubrir qué fue lo que pasó y cómo lo logré. Tal vez este es el principio de la historia, de mi historia. Mi vecino me pregunta si estoy bien y si lo quiero acompañar a pasear al parque. Eso me gustaría mucho. Cierro la puerta y lo acompaño a la salida del edificio. El tiempo es diferente, mañana veré si así sigue, mientras tanto, viviré un poco. Algún día nos encontraremos Pim. Te quiere tu hermano, Me´en.

No hay más historias que contar. Esa es la última que se me ocurrió. No sé si la historia se trataba de mí o no. Me sentía protagonista desde el principio, pero creo que mi rol era narrar la historia. Ya no quiero estar en ningún lugar. Muchas palabras se han escrito sobre mí y yo quiero acabar con eso. Así que ahora iré al lugar donde pertenezco: con esas figuras que viven en la oscuridad, los otros narradores que exisitieron y existirán para otras historias, este es mi lugar favorito. Ya llegará el día en el que narre la historia de Pim, si él así lo desea, mientras tanto, hay alguien más que debe entender su existencia. Una última historia, mi primera historia.

Inos despierta en medio de la nada, la oscuridad lo envuelve. Se levanta y gruñe. Busca a L y se pregunta si lo logró. Asume que tiene razón, pues ya no hay nada ni nadie y se alegra por unos instantes. Nadie dijo nada de su muerte al final de todo. Esto es lo que sigue entonces, vivir en un mundo vacío, esperar a su propia muerte, no debería tardar tanto, siglos de existencia lo alcanzarán pronto. En los próximos segundos se dará cuenta de lo que ha ocurrido, cuando lo haga entonces gritará en este vacío: “Yo gané, la victoria es mía, de hecho, son las muchas victorias que tuve antes de este momento. Logré lo que nadie piensa que se puede hacer, les salvé de vivir en un ciclo absurdo: La mayúscula seguida de un sustantivo un verbo y predicado (o cualquier variante de esos tres), otra oración más, un punto y seguido, el punto final.” El héroe de un mundo vacío, de una historia completa, Inos vivirá por siempre después del punto final.

Ara mira a L dormida en sus brazos. Quien al fin ha regresado a ella. En su rostro puede ver una sonrisa, la felicidad de saber que las últimas palabras que escuchó fueron de ella fue suficiente para quitarle el miedo de enfrentar el final. L abre los ojos, feliz de ver a Ara una vez más. Su barba ha desaparecido, su cabello está tan largo como cuando se vieron por primera vez. L quiere llorar y en los brazos de Ara sabe que tiene ese derecho. En ese silencio Ara y L se reconfortan y se aman una vez más. Cuando L ha terminado de narrar lo que sabe, Ara la toma de la mano y la lleva una vez más al cementerio de su pueblo. Y, como lo hicieron esa vez, se sientan a leer las historias de cada persona que está enterrada ahí. “El final llegará algún día, por hoy” piensan Ara y L, “la tengo a ella”.

Esto no debería ser tan sencillo, pero lo es: En un lugar, en algún mundo, hay un pueblo…

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