Escapismos: Capítulo 19

MauroT
6 min readOct 5, 2020

“¿Recuerdas la vez que despertaste por primera vez? Tuviste un sueño, aunque después de tantos años probablemente no lo recuerdas con tanta claridad, de pronto abriste los ojos y estabas en tu cuarto, una habitación para un niño ¿te acuerdas de tu edad? Por supuesto que no, pero igual sería bueno que te dijera que no tenías más que 4 años.” Inos mira con calma a la persona con la que está platicando. Envidia ese sueño tan profundo en el que está sumido este otro él.

“Es absurdo, ridículo incluso pensar que ambos somos la misma persona. Como si mi vida pudiera ser algo tan monótono como esto. El tiempo me debe mucho y voy a hacerle pagar. Mira esto, una casa sencilla, sin pareja, sin descendencia… ¿qué caso tiene que existas, entonces? No podría decir que tu trabajo es útil o que contribuye al mundo, nadie contribuye tanto como yo. Provocar el fin del mundo, el fin de todo, no es poca cosa.” Inos mira una vez más el rostro del hombre que duerme tranquilamente, mientras por la ventana se asoma la luz de la mañana. “Hora de despertar. Nos vemos pronto.”

N despierta de un sobresalto, confundido tras haber escuchado una voz en sus sueños. Esa voz femenina que no escuchaba desde que era un niño una vez le vuelve a hablar en sus sueños. “Sigues aquí. Tu lugar es aquí, no te rindas. Eres real, vive. No importa lo que te quieran hacer, sigue.” La escuchó cuando era niño y la vuelve a escuchar ahora que es adulto, todavía no sabe qué significan estas palabras. Su gato maúlla y lo despierta del trance de ese recuerdo de su infancia. El resto del día su mente y su cuerpo están desconectados uno del otro, la mecánica de su cuerpo es suficiente para que haga las labores del día, su mente sigue deambulando hacia las palabras de su sueño.

N quisiera recordar la razón por la que vive en este lugar. Los enormes libreros cubren gran parte de la casa y después de todo este tiempo no está seguro si esa infinita colección de libros Su memoria le falla tanto que no podría ser capaz de decir cuántos años tiene, mucho menos cuánto tiempo lleva viviendo en este lugar. N tiene una labor y la hace todos los días, porque solo así es como ha evitado perder la cabeza. N llega a su escritorio y comienza a leer.

“La única compañía que tenía en ese lugar esa su sombra. Pasaron años antes de que volviera a usar su voz, en medio de todas esas ruinas, L tan solo esperaba que llegara el final. Su cabello creció hasta llegarle a sus rodillas y su barba cubría gran parte de su rostro. No comía, pues ya no sentía hambre, no dormía, en sus sueños cargaba con el recuerdo de Ara y la vida que alguna vez disfrutó.

La vida sigue para todos menos para L. Hace tiempo dejó de sentir tristeza por la muerte de Ara. Si hay algo que L entiende es el fin. Por eso sigue en estas ruinas, el final ya llegó para ellas. La gente en este mundo también conocieron el final, aquellos que alguna vez amaron la oscuridad, que crecieron en cuevas y encontraban la belleza en la noche aprendieron a vivir en la luz, a disfrutar del día, hasta que olvidaron su origen en las cuevas. Estas son las ruinas que guardan la historia de los pueblos de Pim y Kala, unidos por el tiempo, el origen de L y su posible final.

L sabe que hay alguien más en estas ruinas. Ha visto su silueta varias veces y después de aparecerse, llega una lluvia que dura varios días. L se refugia en su casa, ahí yace en silencio mientras recuerda las historias de todos aquellos que fueron sepultados en el cementerio del pueblo donde conoció a Ara, se pregunta cuántas lápidas existirán ahora y si su familia seguirá viviendo en ese pueblo.

Mientras deambula entre sus recuerdos, la figura se acerca en silencio, L puede oír los pasos en la oscuridad, la figura está a tan solo unos metros de distancia. L abre los ojos para ver quién está interrumpiendo su soledad-”

No hace falta que siga leyendo. El resultado de ese encuentro es inconsecuente, L no va a moverse de ese lugar hasta que nos encontremos. Me da asco pensar que estoy atado a estas palabras, a la decisión de una persona. Supe lo que tenía que hacer desde que nací, pero escucharlo de la voz de otra persona, leerlo con mis propios ojos, es negar mi propia realidad. ¿Quiénes son para decirme qué hacer? Ni aunque se llamaran dioses aceptaría su mandato.

Hoy es un día triste para N. Me he impuesto una tarea que solo alguien como yo puede hacer: debo arreglar el mundo. La única razón por la que L y yo estamos atorados en esta absurda historia es porque el mundo es absurdo. Con cada viaje me doy cuenta de la situación en la que nos encontramos, las múltiples vidas que ambos vivimos. A veces soy un actor acosado por la magia quien días más tarde tendría una visión en un teatro justo antes de morir mientras grita por el perdón de su creadora. Esta vez, soy el dueño de una biblioteca, por siempre atrapado leyendo historias de personas que nunca sabrán el control que tienen sobre otras vidas, él también morirá.

La biblioteca cae a pedazos, el fuego avanza rápidamente devorando cada libro como si su vida dependiera de ello, aunque la vida del fuego no está en riesgo, sino la de N, quien ahora ve la biblioteca como un laberinto. El lugar que alguna vez conoció como su hogar está perdido para siempre, lo único que queda ahora es salir con vida de este lugar. Su gato salió corriendo al momento en el que las flamas empezaron a crecer, mucho nates de que N supiera lo que estaba pasando, el gato ya había escapado del lugar y ahora espera afuera a que su amo logre escapar.

Los pulmones de N arden, su visión está tan nublada, al salir del edificio la noche le da la bienvenida. Su ropa sigue en llamas y sus quemaduras son tan graves que no le permitirán llegar muy lejos. En la oscuridad sus manos se extienden, buscan ayuda y se encuentran con el responsable de este sufrimiento. Inos se sienta a su lado mientras la biblioteca sigue ardiendo frente a ellos.

Después de un largo silencio N puede volver a hablar, sus ojos apenas pueden ver la figura que permanece de pie frente a él. Siente la mirada del hombre sobre él, a pesar de sus quemaduras siente un frío emanando de ese hombre, se extiende por el aire y cubre su rostro.

-No tienes idea de lo que estabas haciendo ahí. Pero lo hacías de todos modos. Para ti, el mundo no tiene sentido y por ello, no tú no tienes lugar en este mundo. Cuando esto termine, cuando mi trabajo acabe, tu existencia sólo será una pequeña parte de mi vida. Me pregunto quién de nosotros estará maldito.

Tú estás maldito, yo no le he hecho nada a este mundo para merecer esto.- Contesta N, apenas logrando sacar las palabras. Un odio crecía dentro de él mientras escuchaba a Inos hablar, lo reconoció de las historias que había leído, de la historia que Kala había contado hace mucho tiempo en la oscuridad.

-¿Quién te hizo creer que tienes que hacer algo en este mundo para merecer lo que sea?- La visión de N se oscurece por completo. Sus ojos se cierran y con esas últimas palabras, su cuerpo cae al suelo. Inos se levanta y camina sin mirar atrás, el cuerpo de N se ha vuelto cenizas que ahora vuelan hacia todos los tiempos.

-Creí que tenía un gato.

Nota: ¿Sabes cuánto tiempo me queda? ¿Sabes cuánto te queda a ti? La historia que sigue es mía.

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