Escapismos: Capítulo 18

MauroT
6 min readSep 8, 2020

El ruido de la ciudad es horrible. Al menos eso había decidido Pim en su primer día en este extraño lugar. Ya tiene tiempo viajando, solo tiene en mente encontrar a Kala. Ha conocido a varias personas, algunas han sido muy amables con él y otras no tanto. En las noches habla con la oscuridad y le pregunta dónde está y hacia dónde va, a veces le contesta, la mayoría de las noches le enseña otros mundos y otras historias. Cuando le contesta, hablan en ese silencio nocturno, la oscuridad se asegura de que su hijo se encuentre bien, Pim clasifica los tiempos considerando qué tan amables fueron con él. La mayoría son insignificantes, duran apenas unos minutos y de pronto el cuerpo de Pim cruza la forntera hacia otro tiempo.

Sus sueños le permiten saber hacia dónde se dirige, la oscuridad lo guía a través de su bastón. Pim no sabe lo que es ver, su cuerpo conserva suficientes recuerdos del mundo en el que nació para identificar cuando la oscuridad le enseña este mundo. Años han pasado desde que dejo su pueblo, para Pim solo han pasado algunos meses, cada vez que tiene una visión de su pueblo puede sentir el cambio en ese mundo. Han dejado las cuevas y han hecho casas, la cueva sigue ahí, como un recuerdo de su pasado. Nadie en el pueblo conoce a Pim, todos aquellos que convivieron ya han sido recalmados por la oscuridad, como es la creencia del pueblo. Pim es el único que no ha sido llevado por la oscuridad, hay rumores en el pueblo que él fue rechazado por la oscuridad, que Pim servía a la luz o al crepúsculo y por eso se perdió en la cueva. Otros, creen que Pim fue elegido, que se ha unido con la oscuridad y que ahora hablar de la oscuridad y de Pim es hablar de lo mismo. Nadie cree que Pim siga con vida.

Pim tiene todos estos sueños, pero su favorito, es el sueño de la cara. Pim camina por un bosque, hasta que llega a una frontera, se detiene. Es como si esta vez tuviera la opción para irse o quedarse en ese lugar, la decisión finalmente es de él. Pim está quieto, pensativo, sintió el jalón en su mano que le hizo darse cuenta que no estaba solo, una mujer estaba parada a su lado, sus manos entrelazadas. Ella le urgía seguir caminando, Pim todavía no podía tomar la decisión. El sueño termina unos momentos después, una vez que Pim ha decidido seguir adelante o regresar. Van tantas veces que la oscuridad le enseña los ojos de Lía que se han vuelto su imagen favorita, cuando sueña, Pim anhela ver esos ojos otra vez.

Ahora Pim está siendo observado por la persona que le abrió la puerta la edificio. Pim está quieto, espera a que la persona se aparte del camino para que él pueda entrar, pero el cuerpo frente a él sigue quieto. En su bastón, una mano se encuentra con la de él y lo conduce hasta una caja que sube, el ruido de las máquinas hace que Pim no pueda concentrarse. Por dentro está molesto con esta persona, nadie lo ha tenido que guiar por ningún lado, su rostro no revela nada, el extraño sigue guiándole.

Una vez que han terminado de viajar y Pim se ha sentado en la cama, Me´en empieza a hablar. “No eres de aquí. No es pregunta, déjame terminar.” Pim volvió a acomodarse en la cama, sintiéndose como un niño regañado. “Hace unos días te vi caminando por la calle, cruzaste sin saber qué estabas haciendo y como reusltado casi te golpean y mueres. Lo interesante, es que ayer hiciste lo mismo, pero esa vez sí te golpearon. Hoy no cruzaste la calle y en cambio viniste aquí, como si supieras cuál era tu destino. Sin embargo, no sabes nada de este lugar, no sabes lo que es un elevador, ni hablar de la máquina cuyo ruido no deja que te concentres. Así que voy a hacer un trato contigo, vas a contestar mi pregunta y yo, a cambio, contestaré todas las que tengas, te enseñaré lo que quieras de este mundo ¿aceptas?” Pim asciente y espera a que Me´en le responda. “Dime, por qué tenemos el mismo rostro?”

Hasta este momento, Pim había permanecido quieto y en silencio, no tenía ningún interés en escuchar lo que Me´en tenía que decir de este mundo, sus reglas y formas de vida no le parecían interesantes y si han ocurrido sucesos extraños en este mundo solo significa que Pim debe apurarse a encontrar a Kala. Lo que no podía entender, era por qué le creía a Me´en, porqué tenía sentido lo que estaba diciendo, trató de encontrar una respuesta en la oscuridad, pero esta solo le respondió con silencio.

Pim se levanta de la cama y extiende su mano hacia Me´en. Empieza tocando su frente, con cuidado baja sus manos por los lados, evitando tocar los ojos de Me´en. Sus manos reposan un momento en los labios y el rostro de Pim se llena de sorpresa. “Yo… yo… yo creo-” Las palabras se deslizan de su mente a la boca y se atoran en los dientes, Pim es incapaz de acomodarlos de una manera clara. Las manos de Me´en se encuentran con las de Pim, lo guían hacia la máquina.

“Yo construí esta máquina. No consigo que deje de hacer ese zumbido, honestamente casi nunca pienso en ello. La hice porque me he dado cuenta de una cosa: Todos en esta ciudad estamos atorados en el mismo día. Pero parece que nadie lo ha notado, solo yo”. Me´en enciende la máquina mientras sigue hablando. “Originalmente esto iba a ser una máquina del tiempo. Cuando era niño quería ver el mundo, viajar a todos esos momentos que me habían contado, ver civilizaciones enteras florecer, en lugar de ver las fotos de las ruinas que los exploradores traen de regreso. Siempre he querido ver al fantasma de las ruinas del norte.” Me´en se da cuenta que está divagando, por lo que se interrumpe y regresa a su explicación.

“Hace dos años desperté en el mismo día, lo recuerdo, porque había hecho grandes avances en mi máquina, al fin me estaba acercando a descubrir la manera deviajar a través del tiempo y luego… y luego lo perdí, estaba escrito en una pared y cuando desperté ya no estaba. Al principio pensé que había sido un sueño, que la revelación se me había aparecido mientras dormía y ahora tenía que escribirlo, pero… después de una semana de estar repitiendo el proceso me rendí. La formula está perdida, seguramente si me esfuerzo la puedo recordar, pero no tiene ningún caso hasta que arregle esto.” Me´en guarda silencio mientras su máquina trabaja.

“No sé por qué tenemos el mismo rostro.” La voz de Pim, mucho más suave y dulce se mezcla con el zumbido de la máquina. Me´en apenas puede discernir la voz entre el ruido. “Creo que… algo le pasó al tiempo, lo que sea que eso haya sido, también nos afectó a nosotros. Cuando sueño… veo rostros de gente que no conozco. Creo que la oscuridad me quiere decir algo.” Me´en voltea su rostro, confundido.

“¿La oscuridad? La oscuridad no habla, la oscuridad solo existe para eventualmente disiparla con la luz.”

“No. La oscuridad existe para protegernos, ella nos cuida y nos habla. Le contamos historias y a cambio ella nos guía. De donde vengo creíamos eso, y hasta ahora me ha guiado hasta aquí, así que no puede ser mentira.” Su defensa es infantil, como un niño justificando la existencia de su amigo imaginario, pero Me´en y Pim comparten más que solo un rostro, incluso si Me´en no quiere aceptarlo.

“Cuando pueda arreglar esto… espero volver a disfrutar la noche. Extraño mirar hacia el cielo y contar las estrellas mientras espero a quedarme dormido. Me gusta cuando la noche vuelve azul mi habitación, si cierro los ojos, puedo imaginar mi habitación es un espejo, como si este espacio fuera la superficie de un lago, y las luces de la ciudad son el reflejo de las estrellas en el cielo. No recuerdo la última vez que disfruté de la noche.” Una sonrisa amarga aparece en el rostro de Me´en, mientras la oscuridad acompaña a sus hijos en ese momento.

“No sé qué vaya a pasar cuando logre arreglar esto, ni siquiera sé si está en mis manos arreglarlo. Solo espero que cuando lo haga y todo regrese a la normalidad, cuando despierte el mundo sea más amable de lo que era el día anterior.”

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